La furia del Partido Republicano, avivada por el registro del FBI en Mar-a-Lago, está a punto de poner en marcha una larga lucha sobre los poderes de vigilancia de las agencias de inteligencia.
Los republicanos están advirtiendo que el registro de la residencia de Donald Trump en Florida está lanzando una bola curva temprana en la reautorización de un programa conocido en el Congreso como la Sección 702. Destinado a recopilar las comunicaciones electrónicas de objetivos extranjeros, ha causado no poca controversia a lo largo de los años dada su capacidad para barrer también inadvertidamente las comunicaciones de los estadounidenses.
"Cuando se producen acciones como ésta", el miembro del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Rep. Brian Fitzpatrick (R-Pa.), dijo en una breve entrevista, refiriéndose a la búsqueda del ex presidente por parte del FBI, que "para mucha gente está alimentando las sospechas que puedan tener. Y estamos tratando de superar todo eso. Tenemos mucho trabajo por delante".
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